miércoles, 31 de mayo de 2017

René descartes, pensamieto existencial y algo de vida (recopilación)

El Racionalismo de Descartes es una lucha continua por la autonomía de la Razón desde el punto de vista gnoseológico y no ontológico, puesto que lo importante de la Razón lo posee de forma innata dentro de sí.
Descartes define a la Razón como "lumens naturales" (luz natural) y es sinónimo de buena mente o buen espíritu. No la considera como una facultad sino como el desarrollo armónico de todas.
Ha de poseer una actitud crítica que la haga ser metódica y guiarse sólo por la evidencia. Toda la filosofía de Descartes viene regida por un método. 
René Descartes plantea cómo avanzar con seguridad en el camino del conocimiento. Si la razón humana es una herramienta valiosa y eficaz, preguntándose cuál es el motivo de los errores filosóficos anteriores. Sin duda, piensa Descartes, estos errores han sido motivados por la falta de método en la búsqueda de la sabiduría, es decir, en la filosofía.
Descartes anticipa que su método no es único, sino un resultado personal. Éste método formado por reglas fijas no lo quiere para exponer teorías, sino para descubrir verdades, de ahí que el orden propuesto en su método no es el orden natural de las cosas sino el de nuestro conocimiento de ellas por medio de la Razón.
Así, propone como más adecuado el método deductivo de las Matemáticas, materia por la cual sentía una gran tentación. Este método será el Análisis. Además, su gran preocupación por el error le hará adoptar una duda metódica que hace que el cerebro sea prudente, cauteloso y por cierto punto confiado para eliminar toda clase de prejuicios.
El Análisis consistirá pues en buscar unas verdades evidentes e indubitables para, a partir de ellas, establecer unas reglas de deducción seguras y ciertas.
Para Descartes lo verdadero es evidente pero siempre de forma objetiva, por eso requiere que lo evidente sea a la vez claro y distinto. Estos dos términos son recurrentes en la filosofía cartesiana y, aunque no trascenderán más allá del propio autor, merece la pena que sean explicados:
  • Clara es una idea cuando está y es conocida de forma separada a las demás.
  • Distinta es una idea cuando sus partes o componentes son separados unos de otros y conocidos con interior claridad.

Su padre lo llamaba “pequeño filósofo”, pues desde su más tierna infancia no paraba de plantearse preguntas sobre todo. En la escuela sus profesores no tardaron en darse cuenta de sus dotes intelectuales y de su interés por las matemáticas y la filosofía. Tras estudiar Derecho y Medicina en la Universidad de Poitiers (Francia), acaba trasladándose a los Países Bajos donde llevaría una vida modesta y tranquila.
Su principio filosófico más famoso es “cogito, ergo sum” (“pienso, luego existo”), un elemento esencial del racionalismo occidental. Descartes expone su método filosófico y científico en el escrito “Reglas para la dirección de la mente” (1628) y, sobre todo, en su conocido “Discurso del método” (1637), donde, con gran claridad y sencillez, propone cuatro normas fundamentales que rompen con la escolástica impartida en las universidades de la época. Sus ideas supusieron una revolución para la filosofía y la teología, aplaudidas por unos (como Malebranche) y criticadas por otros (como Spinoza o Leibniz).
Descartes falleció el 11 de febrero de 1650, a los 53 años de edad supuestamente a causa de una neumonía. Sin embargo, el historiador Eike Pies en su libro “El homicidio de Descartes, documentos, indicios, pruebas”, concluyó que la muerte de este se debió a un envenenamiento por arsénico y señala a un sacerdote, François Viogué, como responsable o al menos instigador del crimen.
"Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro”.
“Pienso y dudo, luego existo”.
“Apenas hay algo dicho por uno cuyo opuesto no sea afirmado".
“Los malos libros provocan malas costumbres y las malas costumbres provocan buenos libros”.
“Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más deprisa que los otros, o ir por el buen camino”.
“Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás”.
“Hasta una falsa alegría suele ser preferible a una verdadera tristeza”.
“No hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente”.
“Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas”.
“No basta tener buen ingenio; lo principal es aplicarlo bien”.
“La lectura es una conversación con los hombres más ilustres de los siglos pasados”.